Es una de las grandes encrucijadas vitales a las que todos nos hemos enfrentado en alguna ocasión, dejando a un lado la insolucionable “tortilla con cebolla o sin cebolla”.
Algunas personas no conciben salir a correr y, sin embargo, se pueden pasar horas realizando una caminata a un ritmo alto y estable. Y también hay personas que, una vez que han probado el “lado oscuro”, ya no han vuelto jamás a practicar otra actividad que no sea correr.
La cuestión es que, cuando hablamos de realizar una actividad cardiovascular prolongada, caminar o correr son dos de las opciones que siempre se ponen sobre la mesa. Y últimamente se ponen un tanto enfrentadas, como si fueran excluyentes. Quizás esto se deba a que, cada cierto tiempo, siempre aparecen noticias que aseguran que caminar es mucho más beneficioso para la salud que correr, mientras que otras afirman todo lo contrario. ¿Quién tiene razón?
En Fitness & Coach tenemos claro que no hay ninguna disciplina deportiva que sea mejor que otra: la hay más adecuada para ti en función de tu circunstancia, tu condición física, tus lesiones, tu lugar de entreno, tu edad y tus objetivos deportivos.
Y, efectivamente, en base a todo eso, correr será mejor para unas personas, mientras que para otras será preferible caminar. ¿Quieres saber qué conviene en cada caso? Pues hoy analizamos nuestro particular dilema: “caminar o correr, he aquí la cuestión”.
Caminar o correr: ¿qué es mejor según cada caso?
Tanto caminar como correr son actividades físicas altamente recomendables por sus múltiples beneficios para la salud. Cada una, a su manera, activa el sistema cardiovascular, favorece el control del peso, mejora la respiración, fortalece músculos y huesos, y mejora el estado de ánimo gracias a la liberación de endorfinas.
Por eso, como decíamos, no se trata de decidir cuál es mejor en términos absolutos, sino de entender en qué contextos resulta más adecuado practicar una u otra. La clave está en adaptar el ejercicio a las características, limitaciones y objetivos de cada persona.
1.- Lesiones y salud articular
Desde el punto de vista ortopédico, caminar implica un impacto mucho menor sobre las articulaciones que correr. Por eso, personas con patologías y lesiones en rodillas, caderas o columna vertebral suelen beneficiarse más de una caminata prolongada y constante que de un entrenamiento de carrera.
Correr somete a las articulaciones a una carga mayor, especialmente si no se cuenta con una técnica depurada o un calzado adecuado. En caso de lesiones previas, sobrepeso o artrosis, caminar se presenta como una opción más segura y sostenible.
2.- Objetivos físicos y rendimiento
Si el objetivo principal es la preparación de una prueba física, la quema calórica o la mejora del rendimiento cardiovascular en menos tiempo, correr es más eficiente. En términos generales, un corredor puede quemar el doble de calorías que un caminante en el mismo período de tiempo. Además, correr mejora la capacidad pulmonar y el umbral anaeróbico de forma más acelerada. Supone un entreno más exigente.
En cambio, para quienes buscan mantener un peso saludable y controlado, mejorar la circulación, quemar calorías de manera moderada o iniciarse en un estilo de vida más activo, caminar a paso ligero puede ser más accesible y menos exigente.
3.- Edad y nivel de condición física
Con el envejecimiento, disminuyen la densidad ósea, la capacidad pulmonar y la fuerza muscular. Caminar se convierte entonces en una excelente herramienta para mantenerse en forma sin asumir riesgos innecesarios. Es una actividad ideal para personas más mayores o para quienes se están reincorporando al ejercicio tras un periodo de inactividad o lesión.
Por el contrario, correr puede ser más adecuado para personas más jóvenes o con una base física sólida, siempre que no existan contraindicaciones médicas.
4.- Entorno y preferencias personales
El lugar también influye. Caminar puede realizarse en casi cualquier lugar que esté habilitado para hacerlo de forma tranquila y segura, y permite una mayor conexión con el entorno. En muchos núcleos de población hay sendas y pistas para realizar esta actividad.
Correr, en cambio, requiere una superficie más adecuada para evitar lesiones, así como un calentamiento previo más riguroso. No siempre se encuentra un buen lugar para correr en exterior, de ahí que muchos lo practiquen en cinta. Al margen de que algunas pistas pueden ser muy desgastadoras, como lo son los suelos con desniveles (campo, playa…) pudiendo no ser los más adecuados para correr.
A nivel psicológico, también entra en juego la motivación: algunas personas disfrutan del ritmo pausado de caminar, sin tanto desgaste físico y energético. Mientras, otras personas encuentran en la carrera un desafío estimulante que les reta cada día.
Conclusión
¿Caminar o correr? No son actividades rivales, sino complementarias. Ambas ofrecen beneficios extraordinarios y pueden adaptarse a distintas etapas de la vida, necesidades físicas, objetivos deportivos y preferencias personales. La mejor opción será siempre aquella que puedas mantener en el tiempo, sin dolor, sin lesionarte y con disfrute.
De todas formas, si cuentas con nuestro servicio de entrenador personal, te ayudaremos a contestar a esta pregunta porque, como te haremos antes una evaluación física y una valoración nutricional, podemos decidir qué actividad te conviene más en función de todo lo que hemos visto y de tus objetivos a medio y largo plazo.
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